9 dic 2009

Historia II - Una Flor en el Desierto: Capítulo Dos

Capítulo Dos: Él - A la búsqueda de la 19º

- ¿Pasó algo? -Le preguntó el de ojos bordó mientras observaba cómo ordenaba el escritorio.
- La vi -Contestó él de manera cortante. Con sólo escuchar esas dos palabras al Subteniente se le erizaron los pelos de la nuca, y frías gotas de sudor comenzaron a recorrer su frente y su cuello- Poco después de eso me llegó una carta de Rush Valley, y...
- . . . -Estaba paralizado, el terror de lo que venía inquietaba de manera increíble el ambiente.
- Falta poco para el Verano -Dijo, con la intención de tranquilizarlo- Y prometo ocuparme de ellos para que no te sigan hasta el Oeste
- La primera vez que vi a uno me dijo claramente "Deberías volver de donde viniste", yo no tenía ni 15 años
- Así es Amestris, Azver -Dijo frunciendo el ceño- Creo que 13 años bastan para acostumbrarse
- ¡Yo no elegí...!
- NADIE eligió vivir así -Se le adelantó- Y para eso continuamos, para poder elegir

Diciendo esas palabras, él pegó media vuelta y se fue. Había sido muy fuerte con su amigo, y lo sabía. Pero él la pasaría peor en aquel viaje...

Ahora caminaba por las ruidosas calles de Central, buscando a UN grano de arena, en una playa entera. Era algo imposible, encontrar a una persona en especial en una ciudad tan grande, pero las casualidades existen, y una se estaba por presentar.

- ¿Quién era esa chica? -Escuchó que decía un oficial
- Inmigrante ilegal de Xing, últimamente se ven muchos
- ¿Inmigrantes ilegales? Sí, escuché que uno fue asesinado
- ¿De Xing también?
- Sí...

Hasta ahí llegaba su interés, por lo que decidió no escuchar más y marchar hacia la prisión ¿Cómo no se le había ocurrido? ¿Estaba metido demasiado en sus pensamientos tal vez? Lo único que importaba en ese momento era si ella era aquella inmigrante ilegal de Xing o no. Llegó a ese edificio que había sido su hogar un buen tiempo, y puso la mirada en alto demostrando a dónde había logrado llegar después de aquel terrible pasado.

- Coronel -Dijo un guardia, o mejor dicho EL, su guardia- ¿Descubrió alguna razón decente por la cual obtuvo la libertad?
- No pienso hacer el mismo papel dos veces, esa es la razón -Dijo con una mirada fría y desafiante.
- ¿Y para qué vino?
- Escuché hablar de una inmigrante ilegal de Xing..
- Había una.. Mmm.. Tres en realidad, pero mujer era una sola
- ¿"Era"? ¿Qué fue de ella?
- Estaba sentenciada a muerte.. Aunque fue extraño, ya que no había hecho nada más que entrar ilegalmente al país
- Sentenciada a... ¡Te estoy hablando de algo reciente, ayer u hoy! -Dijo, dando después un involuntario suspiro de alivio- Era una chica de unos 15 años, vestida con una ropa negra un tanto extraña..
- Mmm... ¡Sí, ya recuerdo! Pero no fue encarcelada
- ¿Cómo es eso?
- Parece que es tan ágil que no pudieron atraparla.. Algunos rumorean que es una quimera o algo así -El guardia lo miró pensativo y no pudo evitar decir- ¿Acaso busca a más criminales como usted para dejar en libertad? Si quiere puedo mostrarle el pasillo donde encerramos a los más peligrosos
- Puedo hacer que te despidan si me lo propongo, puedo meterte en la misma celda en la que me estuviste "cuidando" por tantos años ¿O todavía no te queda claro que estoy en la milicia y con un muy alto rango?
- Sólo trato de ayudarle, Coronel
- No hay nada en lo que me puedas ayudar ahora -Dijo con tono severo y se marchó.

Miró la calle repleta como si fuera cualquier Jueves al mediodía. No tenía tiempo para seguir buscando, debía volver al Cuartel antes de que se hicieran las 13:00. Y ahí el problema: estaba al otro lado de la ciudad, sin auto y tenía 20 minutos para llegar. Sin pensarlo dos veces, se echó a correr. No tenía dinero, y quería ver si se encontraba a aquella misteriosa chica en el camino.

Corrió y corrió, hasta que se tropezó con una niña pelirroja que cruzaba la calle. Se estaba por levantar, cuando lo vio y no pudo creerlo... ¿Acaso en su nuca había...?

- Estamos cerca -Dijo la niña con cara inexpresiva. Llevaba un simple vestido negro, unas medias a rayas, y tenía un globo rojo en su mano izquierda que ni siquiera había soltado para evitar estrellarse contra el piso. De entre la multitud salió una mujer esbelta, de ojos violáceos y un largo y oscuro cabello.
- ...Pero no lo suficiente -Finalizó ella sonriendo, y se llevó a la niña consigo. Compartían un curioso tatuaje, una en su pecho, y la otra en su nuca.

Él se paró y se quedó mirando la esquina por la que habían doblado. Dos veces en tan poco tiempo... Aunque seguía siendo imposible penetrar ese muro que lo rodeaba. Bueno, había una persona capaz de lograrlo... Y esa persona llegaría muy pronto, tal vez demasiado.

- ¡Waaah, esta ciudad es enorme! -Gritó ella- ¡Y nos volvimos a encontrar en menos de un día! -Al ver que no contestaba, se paró enfrente suyo- ¡Hola!
- ¿Quién sos y para qué estás acá? -Preguntó él mientras le apuntaba con su pistola. Era la misma chica del tren, la de la máscara.. Parece que todavía seguía por la ciudad
- Qué manera de recibir a una princesa, ¿eh? -Dijo con una sonrisa traviesa y algo desafiante- ¿Ni siquiera vas a preguntarme cómo me llamo?
- Si fuera necesario preguntarle el nombre a quien uno va a encarcelar, lo haría -Dijo severo- No sos una simple turista, ¿cierto?
- ¿Cómo llegaste a eso? -Preguntó dando vueltas al rededor suyo.
- Una turista normal de 15 años no vendría sola desde tan lejos, y menos con tantas armas -Contestó como si fuera obvio, arqueando levemente una ceja.
- Bueno, tu idea no está mal.. El problema es que tengo 16 años, y no soy un caso muy normal que digamos -Sonrió de oreja a oreja al decir lo último
- ..12:55 -Murmuró al ver su reloj- No tengo tiempo para esto, así que hagámoslo fácil: dejá todas tus armas en el piso y no hagas ningún movimiento extraño, mientras yo llamo a la policía
- Pff, sos tan aburrido -Dijo riendo. Él disparó cerca de sus pies con la intención de asustarla, pero lo único que logró fue que saltara y quedara detrás suyo- Je.. En un momento dudé, pero ahora me doy cuenta de que no puede existir nadie los suficientemente parecido a vos como para confundirme.
- ¿Para qué viniste a Amestris? -Preguntó él mientras se daba vuelta lentamente. Ella estaba sentada, de piernas cruzadas, en el piso de adoquines. No parecía estar espantada ni nada.
- Busco algo llamado Piedra Filosofal, ¿te suena? -Cerró un ojo y torció la boca, con la intención de parecer una chica tonta e inocente.
- ¿Para qué querés algo como eso? -Él la conocía perfectamente, y no le parecía una búsqueda que una niña pudiera soportar
- Mmm.. Sería una perfecta heredera del trono de Xing si no fuera la 19º hija del Emperador -Suspiró- Quiero ser una joven y activa Emperatriz para mi reino.. Pero cuando sea mi turno ya voy a ser una vieja, o voy a estar muerta. Por eso busco la Piedra Filosofal, para ser inmortal
- ¿Yao? -Dijo él, algo dubitativo, recordando un viejo libro que había leído alguna vez.
- Sen-Yao, mucho gusto -Le entregó la mano, pero él no le devolvió nada.
- ¡Vas a acompañarme a la cárcel ya mismo! -Gritó, en un ataque de impaciencia muy bien actuado, y tiró un manotazo con la intención de agarrarle el brazo.
- ¡Atrapame si podés! -Gritó entre risas y se fue saltando de techo en techo.

La Piedra Filosofal... dijo él para sus adentros ...Hacía mucho que no oía a nadie mencionarla. Tengo que encontrar a esa chica antes de que descubra la verdad. Y continuó su camino hacia el Cuartel. Ahora las calles no le parecían tan repletas como siempre...

Fin del Capítulo

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¿Homúnculos? Muuuajajaja (?

Próximo Capítulo: ¿Qué necesidad hay de pelear? Él - Una defensa a la ofensiva