3 mar 2010

Historia II - Una Flor en el Desierto: Capítulo Cuatro

Capítulo Cuatro: Ella - La Quimera de Xing

Sus ojos se encendieron como faroles en una ciudad completamente obscura. Movió la nariz como tratando de olfatear algo. Al parecer lo único que logró captar no era lo que quería, ya que puso cara de asco. Más tarde se paró, se sacudió la ropa para sacarse el polvo de estar recostada en la calle, y dio una mirada general del lugar. Enseguida se cruzó con la mirada de un hombre corpulento con cara de estúpido. La primera impresión le hizo sobresaltarse, pero no pudo evitar luego sonreír. El que parecía ser un policía tardó unos minutos en darse cuenta de a quién podrían pertenecer esos luminosos ojos negros.

La chica gritó “vaca” pronunciando de forma extraña la C, y, pegando un salto, terminó colgada de una ventana del segundo piso de la casa que tenía al lado. Desde ahí saltó hacia la ventana del tercer piso de la otra casa que formaba el callejón, y luego hacia los techos. El hombre llamó a más policías, y juntos trataron de seguirle el rastro en vano. Ella cerró un ojo y se abrió el otro a la fuerza mientras sacaba la lengua, presentando una mueca un tanto graciosa de burla. Después de eso se fue corriendo, siempre por el techo y las terrazas de las casas, de vez en cuando bajaba a algún balcón para llegar más fácilmente a alguna casa de otra cuadra.. Lo importante es que sólo estaba escapando, y no parecía causarle mucha molestia.

En varias partes de la ciudad ahora la gente podía ver en los faroles o en los árboles, también en las puertas de las casas, carteles como el siguiente:


Pero a ella no le importaba. Seguía saltando de una terraza a otra, sin preocupación alguna. Hasta que se frenó enfrente de un hospital que se encontraba al lado de un edificio destruido... Una imagen desagradable le vino a la mente, cosa que provocó que patinara -estaba haciendo equilibrio sobre la baranda de un balcón- y cayera a la calle. Logró aterrizar de pie, como si fuese un gato. El problema es que casi es arrollada por dos automóviles, de los cuales uno de los conductores no pudo evitar gritarle cosas que, por suerte para ella, no entendió.

Se dirigió corriendo hacia el hospital. Era un Viernes a la tarde-noche. Había olvidado por completo la especie de promesa que le había hecho al tal Norrek. En un instante su apariencia cambió, asemejándose ahora más a la de una amestrina común y corriente que a la de una inmigrante ilegal de Xing. Se paseó por todo el hospital, y, después de perderse varias veces, llegó a una habitación en donde el Coronel dormía plácidamente. Ella se sentó en una silla al lado de su cama, simulando ser una conocida suya. Lo miraba con cara preocupada, puesto que no sólo tenía las heridas de la noche anterior... Tenía algunos raspones poco graves, y otros pocos tajos importantes en la cara. Eso no podría haber pasado así como así en un sólo día, ¿o sí?

Esperó paciente a que despertara. Para ese momento, él abrió lentamente los ojos y la miró con una tranquilidad increíble y sin sorpresa alguna mientras ella estaba distraída contemplando la ventana.

- ¿Por qué viniste? -Preguntó en voz muy baja, más porque acababa de despertarse que por otra cosa.
- ¿¡Ehh!? -Ella se volteó sobresaltada, ya que se había acostumbrado al silencio de la habitación.
- ¿Estás acá desde hace mucho? -Siguió cuestionando, después de mirar el cielo y darse cuenta de que ya era la noche entrada.
- Una o dos horas.. -Contestó con un poco de timidez. Le ponía nerviosa hablarle estando él así de grave- ¿Estás.. Estás bien?
- No, pero me imagino que me recuperaré en unos días.. -Suspiró, e hizo lo posible por sentarse- No tenías por qué venir
- Te dije que iba a venir. Me habría sentido muy mal de no haberlo hecho después de dejarte ayer solo y malherido en medio de la calle
- Mmm..

Ambos callaron. Y se mantuvieron así, en silencio, por un rato largo.. Hasta que entró en la habitación un hombre bien alto, flaco aunque con buena musculatura, su pelo era de un dorado apagado, un rubio grisáceo, y sus ojos eran de un carmesí oscuro. Al ver a alguien así entrar tan de repente no pudo evitar ponerse toda colorada, enseguida volteó la cabeza y fingió estar concentrada en sus pensamientos. No le prestó ni el mínimo de atención a lo que hablaron Norrek y el hombre rubio, hasta que este último preguntó si eran primos, o eso creyó escuchar. Ella se giró hacia él, algo distraída.


- ¿Mmm? -Contestó idiotizada, cosa que probablemente el Coronel notó.
- Es sólo una pariente lejana que pasaba por Central -Mintió él con facilidad.
- Aah... -Quedó hipnotizado unos segundos con el suelo- Bueno. Me voy, no puedo estar un minuto más en este lugar
- El funeral es mañana por la tarde -Dijo Norrek de repente, sorprendiendo a Sen, quien no había escuchado la conversación entera
- Nos vemos allá entonces -La miró sonriente- Hasta luego, señorita

Una vez se marchó, Norrek la miró de reojo con una cara que trataba -inútilmente- de evitar ser risueña. Ella no dijo nada, aunque sí lo miró haciéndose la desentendida.

- ¿Tenés idea de cuánto tiempo vas a estar acá, en el hospital? -Preguntó, reapareciendo así el tono de preocupación en su voz.
- No sé, aunque no creo que esté mucho más.. ¿Por qué te interesa tanto?
- Mm.. En el tren me salvaste, ¿no? -Se puso el dedo índice en la pera, demostrando un estado pensativo- Traté de devolverte el favor y no me salió.. Supongo que tengo que hacer algo para reponerlo
- No es necesario -Se recostó, con el ceño ligeramente fruncido, y se quedó contemplando el blanco vacío de la pared que tenía enfrente- Seguro en cualquier momento se aparece alguna enfermera, y hay carteles de Se Busca en las calles con un dibujo tuyo... No sé si te enteraste
- ¿Me estás echando? -Dijo con una leve sonrisa desafiante y una ceja arqueada.
- Sólo te estoy avisando que, al ser este hospital exclusivo de la milicia, pueden atraparte fácilmente.. por más ágil que seas
- ..Está bien.. -Se paró y se dirigió hacia la puerta de la habitación, sin olvidar decir antes:- ¡Que te mejores!
- ... -Ella se fue, dejándolo solo con la mirada prendada en la puerta.

¿Cómo se habrá hecho esas heridas?
¿¡Quién era ese tipo de 15.000m!?
¿Y por qué me tratará así Norrek? (se llamaba así, ¿no?)
Yo sólo estoy tratando de devolverle el favor... ¿Está eso mal?

Continuó caminando por los callejones y los pasajes más oscuros, saltando a algún techo o terraza cada vez que era necesario. Mañana lo voy a visitar de nuevo se dijo decidida, con una amplia e inocente sonrisa en la cara...

Fin del Capítulo

__________________________

Por las calles le persiguen armados, y ella escapa feliz, sin importarle nada; parece ser que algo pasó en ese enorme edificio que está en el centro de la ciudad, todos en el hospital tenían el mismo uniforme; un hombre rubio y alto de ojos bordó puede ser normal en Amestris, ¿pero qué tal para una chica de Xing? Le llaman La Quimera, aunque.. ¿Es ella una quimera?

Próximo Capítulo: ["avances" más tarde]